SORPRENDENTES BELLEZAS NATURALES EXISTEN EN LA REGION MAGALLANICA

Por H. Willumsen
Presidente del Club Andino de Punta Arenas
EN Materia de turismo, Magallanes es de una riqueza fantástica, faltando solamente un pequeño impulso para poner en marcha esta industria que puede alcanzar allá enormes proporciones. Este impulso vendrá pronto, porque sabemos que el Departamento Nacional de Turismo estudia actualmente todos sus aspectos y adoptará en breve plazo medidas que beneficiarán al turismo, mediante construcción de hoteles y posadas, situados en los lugares más pintorescos, y habilitación de embarcaciones menores para el recorrido de los canales. Mientras tanto, una visita a algunos de los rincones hermosos de la provincia – el departamento de Ultima Esperanza, por ejemplo – es excursión de carácter deportivo-andinista que merece ser hecha por todo amante de la naturaleza que esté en condiciones de hacer frente a una vida de campaña. El clima es en la región bastante bueno, siendo el verano por lo general caluroso y seco.
Tenemos en Ultima Esperanza la región del Payne, con algunos cientos de kilómetros cuadrados de extensión. Hay aquí una profusión de cerros de caprichosas formas que levantan sus altas cumbres, de hasta 3.000 metros de altura, casi verticalmente desde una base que se baña en las aguas de numerosos lagos, a sólo 200 metros sobre el nivel del mar. Grandes mantos de hielo y nieve cubren eternamente las alturas, y numerosos ventisqueros – grandes y chicos – bajan desde las laderas hasta llegar a los valles. Más al interior de la cordillera se encuentra el gran manto de hielo continental que cubre centenares de kilómetros cuadrados, alimentando enormes ventisqueros que bajan hacia los canales del Pacífico, hacia los grandes lagos argentinos y hacia la región interior del Payne. El hielo baja aquí en corrientes de varios kilómetros de ancho, hasta romper en verticales paredes de 50 o más metros sobre las aguas de los lagos Dickson, Grey y Tindall, en cuyas superficies flotan a la deriva témpanos de considerables dimensiones. Una visita al lago y ventisquero Grey – relativamente fácil – es especialmente de gran efecto impresionante. El camino – o mejor dicho, sendero – se hace de a caballo, en unas cuatro horas al paso, orillando grandes lagos como el Nordenskjold, el Pehue, el Skottsberg y, finalmente el Grey. A cada momento se observan nuevos aspectos de la grandiosa cordillera del Payne,, que se levanta bruscamente al otro lado del Nordensjold. Más adelante se penetra en antiguos bosques de roble, en parte quemados. Al llegar al ventisquero y bajar a la playa del lago – tranquilo y arenoso – se goza de una vista sobrevia. Ninguna fotografía, ningún relato, pueden transcribir la impresión del turista, no solamente de aquel que llega a este lugar por primera vez, sino también de aquéllos que han visitado el Grey en ocasiones repetidas.
Otro paisaje que impresiona profundamente es el de las Torres del Payne. Son tres gigantescas agujas de granito de una altura media de 2.500 metros, con su base a 1.500 metros aproximadamente. Se puede ver desde una distancia de 100 kilometros, pero es relativamente fácil llegar hasta muy corta distancia de ellas, y entonces la impresión resulta inolvidable. Es necesario hacer un recorrido de unas dos horas de a caballo, algunos cientos de metros de a pie y se tiene entonces por delante las torres en todo su esplendor. A su pie baja un pequeño ventisquero – pequeño para las dimensiones que tienen en esa zona – y más abajo hay un colosal amontonamiento de grandes y pequeños bloques de granito, empujados seguramente por el ventisquero cuando este – hace miles de años – llenaba totalmente el gran anfiteatro que la naturaleza ha creado en este lugar.
Continuando por la región del Payne podemos visitar las cascadas de laguna Amarga, el salto grande de Pudeto, Laguna Azul, Cordillera los Baguales, laguna Lazo, lago Sarmiento, lagos Toro y Porteño y una infinidad de hermosos rincones de bosques, lagos, ríos y cordilleras. Avestruces y guanacos los hay aún en abundancia y es de esperar que su extinción sea impedida oportunamente, mediante eficaces medidas de protección. El cóndor domina majestuosamente las grandes alturas, siendo común verlos en grupo de cuatro o cinco y aun en ocasiones de diez o doce. Muchos aficionados han logrado filmarlos en vuelo, a muy pocos metros de distancia, pues planean durante largo tiempo alrededor del fotógrafo, si este permanece inmóvil y no los ahuyenta. Tiene además, la región de Ultima Esperanza, la famosa cueva del Milodón, una gruta o caverna que se abre en una de las laderas del cerro Benitez, a corta distancia de Puerto Natales. La gruta se interna unos 200 metros en el cerro, con un ancho de 50 y una altura de bóveda de 30 metros. Su entrada se encuentra en parte oculta por un pequeño bosque de robles. En esta cueva fueron encontrados, hace años, restos de animales hoy en día desaparecidos, entre ellos el Glosotherium o Neomylodon, un tigre (feliz listai o Smilodon) y un oso pampeano (Arctotherium o Pararcthotherium).
Aparte de los panoramas interiores de Ultima Esperanza – a visitar con medios de locomoción terrestres – cuenta la provincia de Magallanes con una infinidad de paisajes marítimos que, aunque cercanos, requieren desde luego de embarcaciones adecuadas, que no siempre son fáciles de obtener.
Tenemos en las cercanías de Puerto Natales el cerro Balmaceda y su ventisquero, hacia el fondo del seno de Ultima Esperanza. Navegando mar afuera tenemos, a corta distancia, el canal de las Montañas, una estrecha faja de agua que se interna en el continente entre dos abruptas cordilleras cubiertas de grandes ventisqueros.
Y cerca de la capital de la provincia – Punta Arenas – tenemos los canales y fiordos que todas las empresas de turismo del mundo entero conocen. Los fiordos de Agostini, Almirante Martínez, Seno Almirantazgo, Seno Chico, Seno Negri, Canal del Beagle, etc., presentando en conjunto una cincuentena de grandes ventisqueros que en su gran mayoría bajan hasta el mar. Si bien el clima es más lluvioso que el del Payne, hay sin embargo, muchos días hermosos en que la naturaleza se nos presenta en todo su esplendor. Lo más adecuado para recorrer estos fiordos y canales es una embarcación pequeña a motor que, alquilada por tres o cuatro días, permite al turista visitar todos los rincones mas hermosos y accesibles.
Día llegará, seguramente, en que nuestra provincia más austral sea una de mayor atracción para el turismo, pues falta solamente darle un pequeño impulso a esta industria que cuenta allí con tal profusión y variedad de paisajes, como pocos lugares del mundo pueden igualarlos.
Publicado en revista “En Viaje” febrero de 1944, N° 124.