El gas nuestro de cada día
Por Rodrigo Cid Santos, periodista
Los primeros días de enero del año 2011, el entonces Ministro de Energía del Gobierno de Sebastián Piñera, Ricardo Raineri, pronunció una frase que terminaría por sellar su salida del Gabinete. Ante las multitudinarias movilizaciones de los magallánicos, en repudio por el alza del precio del gas natural, Raineri justificó la medida diciendo “el subsidio en Magallanes es una fiesta que debe terminar”. Diez escuetas pero desafortunadas palabras, que no hicieron más que enardecer los ánimos ya caldeados por la falta de sensibilidad de la autoridad. El aumento del valor del combustible domiciliario en un 16,8 por ciento, fue una determinación tomada por el Directorio de ENAP en las postrimerías del año 2010. El objetivo era disminuir la brecha entre el precio del gas subsidiado que cobra la petrolera estatal a GASCO, con los valores del mercado internacional. Todo esto para reducir las pérdidas millonarias que arrastra la compañía en los últimos años. Sin embargo, al mismo tiempo que se pretendía subir el precio del gas residencial a los magallánicos, se supo que ENAP cobraba una tarifa considerablemente menor a la empresa METHANEX, transnacional de capitales canadienses, y que adquiere la mayor parte de la producción total de gas natural. En medio de un escenario marcado por protestas, bloqueo de calles y carreteras y la trágica muerte de Claudia Castillo y Melissa Silva, se anunció un paro regional de carácter indefinido. Fue cuando el entonces alcalde de Punta Arenas, acuñó otra frase que quedaría en la memoria de los magallánicos. Vladimiro Mimica dijo que “las autoridades del Gobierno deben entender que el gas en la Región de Magallanes significa el pan de cada día, es como el agua, una necesidad, no es un lujo. Se trata del gas nuestro de cada día”. Finalmente, y cuando el movimiento social bautizado como el nuevo “Puntarenazo”, por la recordada primera y valiente protesta pública contra el dictador Augusto Pinochet en la Plaza Muñoz Gamero, empezó a afectar la aprobación del Presidente Sebastián Piñera, el Ejecutivo decidió poner marcha atrás. Ricardo Raineri presentó su renuncia, y el nuevo Ministro de Energía, Laurence Golborne viajó a Magallanes para negociar con la Asamblea Ciudadana el fin de las movilizaciones. Aumento acotado del precio del gas, renovación del subsidio gubernamental y ayuda para las familias más necesitadas, marcaron el fin del paro regional. A casi una década de la crisis del gas, que dejó en evidencia ante todo Chile la necesidad de los magallánicos de contar con este vital combustible durante los 365 días del año, se han presentado serios problemas en la continuidad y calidad del suministro en Puerto Natales. Y no se trata de un algo baladí o superfluo, ya que la Provincia de Última Esperanza enfrenta el invierno más crudo de los últimos años, con temperaturas de hasta 14 grados bajo cero. Todos hemos visto las impresionantes imágenes de las aguas congeladas del Canal Señoret y Laguna Sofía, algo que muchos sólo habíamos escuchado en los relatos de nuestros padres o abuelos, al calor de la típica estufa magallánica (que por supuesto funciona con gas natural). Ante los reclamos de la autoridad local, tanto ENAP como GASCO han dado un bochornoso y rocambolesco espectáculo de recriminaciones cruzadas. Y mientras tanto, los natalinos siguen expuestos a los avatares de la distribución de este combustible imprescindible para calefaccionar los hogares de cada familia. Lo ocurrido, es una muestra clara de la urgente necesidad de impulsar con fuerza y decisión, la diversificación de la matriz energética de la Región de Magallanes. Y aprovechar las ventajas comparativas que representan -por ejemplo- tanto el viento como las mareas, junto con el potencial de los investigadores y científicos locales, más las herramientas que otorgan las nuevas tecnologías. Junto con lo anterior, se hace más necesario que nunca promover un uso responsable del gas domiciliario, con el fin de extender al máximo la vida útil de las reservas de este combustible en Magallanes. Para esto, se requiere de campañas informativas a la población y proyectos de reparación de artefactos, para un funcionamiento más eficiente. Pero hay que comenzar ahora. Antes que se apague la bendita llama del gas nuestro de cada día.-