Ética y ciudadanía

La primera norma ética a la que nos debemos apegar es la que reza que todas y todos tenemos derechos, los cuales debemos respetar y hacer que se respeten. El estallido social tiene mucho que ver con esto, ya que en gran medida fue producto del cansancio de un pueblo que durante años esperó a que las cosas cambiaran y que, obviamente al no ser así, se volcó a las calles a expresar su descontento, dejando ver una nueva conciencia ciudadana que exige respeto y dignidad. La clase política a nivel nacional, regional y local no ha dado el ancho en el tema ético por sobrados ejemplos de malas prácticas que se han vuelto consuetudinarias y que son de público conocimiento, tales como tráfico de poder, nepotismo, enriquecimiento ilícito y clientelismo entre muchos otros; todos ellos contrarios al deber sagrado de un servidor público, que es respetar el poder con el que ha sido investido por voluntad popular, minando aún más la confianza de que un día fueron depositarios y no haciendo más que ahondar la brecha existente entre Gobierno y ciudadanía. La falta de credibilidad en las autoridades actuales y en su continuidad es real. La corrupción, el amiguismo y la férrea complicidad se han tomado los espacios de poder a través de la creación de verdaderas cofradías de carácter dinástico, dando pie a la creencia instalada de que da lo mismo quien gobierne, total, todo será igual. Peligroso. Contra eso es que hay que luchar hoy, y es en este escenario donde la ética se eleva como clave en la Gestión Pública. Es en la búsqueda de esta virtud donde la ciudadanía debe poner su mirada, como eje fundamental en el perfil de las autoridades que serán electas por su voluntad y mandato. Todos los relatos políticos electorales han incluído la ética, la probidad, la visión colectiva, la importancia de la participación ciudadana, pero cuando hay similitud absoluta en el contenido valórico de dos sectores que representan totalmente algo distinto, sin duda alguna alguien está mintiendo. Ahí es donde la ciudadanía debe poner ojo y afinar su olfato para decidir a quien le cree y por lo tanto en quien confiará. Pero, porqué se habla de una ética ciudadana? Porque ética y ciudadanía van de la mano, puesto que la ética establece las normas de conducta que deben regir a los ciudadanos; y la ciudadanía como concepto llevado a la práctica, es el resultado de las luchas y reclamaciones políticas y de toda índole ocurridos en contextos históricos definidos. Expresa el vínculo entre el Estado, sus instituciones y sus miembros. Ejercer la ciudadanía con criterio ético significa respetar las normas de convivencia, participar activa y responsablemente dentro de la sociedad, ser solidario, tolerante; en suma, conocer los deberes y cumplirlos. Entonces, la ética ciudadana nos lleva a la idea de que la ciudadanía la ejerce un tipo ideal de buen ciudadano, debido a las competencias cívicas que éste debería poseer. A su vez, se espera de los servidores públicos que posean o asuman una conducta ética para garantizar la integridad de nuestras instituciones. Las leyes por sí solas no bastan, necesitamos algo más: un cambio de mentalidad y de actitud. Los ciudadanos esperan de sus autoridades una conducción de calidad, y esto sólo se logrará cuando asumamos plenamente nuestro rol como tales, construyendo una democracia participativa, donde pongamos en práctica todos los métodos posibles para contribuir con el logro de las mejoras que anhelamos para nuestra comunidad.

Es la ciudadanía la que en cada elección deja plasmada su esperanza de un país mejor, es quién define quién gobernará su territorio, quién los representará. Los resultados electorales que se darán el 15 y 16 de mayo del presente año serán el barómetro de nuestra ética ciudadana: Una ciudadanía sin memoria? Una ciudadanía apática frente a los cambios? Una ciudadanía que opta por quienes representan la continuidad de quienes dieron la espalda a la fe pública? O muy por el contrario, una ciudadanía informada, valiente y empoderada que recupera el poder para construir un mejor país, una mejor región y una mejor comuna.

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