• 18 de septiembre de 2024

Juan Gross Mancilla

Compartir Noticia

Adelante, adelante Con todas las fuerzas de la historia (Miguel Henriquez)

Soy Juan Gross Mancilla, nacido en Punta Arenas, hijo de Alfredo y Emma, hijos de inmigrantes europeo y Chilote, gente de trabajo y esfuerzo en un Magallanes del siglo pasado que despegaba hacia un desarrollo industrial y ganadero.

Hacia mis 7 años me fui con mi padre y mi madre a vivir a Río Verde, pero después se decidió que debía estudiar y me vine a Punta Arenas en calidad de internado, allí pude conocer la abnegada labor educacional de los/as profesores/as normalistas un recuerdo especial a mi profesora Julia Ruiz de la escuela 7 del Barrio Sur de Punta Arenas, los/as normalistas fueron un gran aporte a la educación, fundada en 1842 bajo la dirección del educador Argentino y que a su vez fuera presidente de su país, Domingo Faustino Sarmiento, creo que con ellos fui modelando una mirada social por supuesto con la mirada de un adolescente que cada vez se cuestionaba las diferencias en una sociedad con clases tan disimiles, creo que eso, y ya en el liceo Luis Alberto Barrera definió mi interés de estudiar una carrera que me permitiría servir a mi pueblo y ser médico era una de esas posibilidades.

La verdad en esos años , estoy hablando de comienzos de la década del sesenta, no era fácil para un joven de digámoslo de clase media, alcanzar la posibilidad de ir a la universidad, tuve la fortuna que mi padre trabajaba en Enap y pude conseguir las becas que proporcionaba la empresa para llegar a Concepción y matricularme en la Escuela de Medicina, a pesar de que tampoco era llegar y matricularse, recuerdo que nos fuimos 3 compañeros del liceo, uno de ellos era Durán y era sobrino de ya en esa época una gran dirigente Socialista y que después fue Alcaldesa e Intendenta de Magallanes me refiero a Nelda Panicucci, conseguimos a través de ella y un connotado medico socialista tener el apoyo para ingresar a la carrera de medicina.

Volviendo a mi niñez y adolescencia siempre tuve el interés de saber y conocer el comunismo, no podía entender por qué esa palabra era sinónimo de algo grave, muchas veces pregunté a mi padre, pero nunca tuve una respuesta que me alejara de mi inquietud por saber más de lo que se trataba y, claro, después comprendí y debido a que estoy hablando de la década del 50, no había pasado hace mucho la persecución ejercida por Gonzalez Videla, con la Ley maldita, por lo tanto, las evasivas de conversar estos temas en mi casa tenían que ver creo más con el temor de lo ocurrido en ese infortunado período de nuestra historia.

El ingreso a la universidad, creo, fue una hermosa etapa de mi vida, puedo decir que fui un buen estudiante en una ciudad con las características de ser una ciudad universitaria, mucha alegría, cultura pero por sobre todo de ser parte de una etapa tan importante de nuestra historia, muchos/as estudiantes vivíamos en una cabañas en los faldeos cerca de la universidad, ese lugar bullía de discusión política, estábamos en plena reforma universitaria, la revolución cubana que nos llenaba de coraje al igual que la resistencia del pueblo vietnamita a la invasión norteamericana, la Vía Chilena al Socialismo de Allende, pero lo más importante para mí, fue estar en la cuna del Movimiento de Izquierda Revolucionario, el MIR, sin ninguna duda, ese movimiento y sus grandes cuadros políticos eran las figuras trascendentales de la vida política en la universidad, escuchar debates y discursos de Miguel Henriquez, Bautista Van Schouwen y mi amigo eterno y compañero de curso con quien jugaba ajedrez, el extraordinario Luciano Cruz, que lamentablemente murió muy joven siendo él, uno de los líderes más preclaros del MIR, cada actividad con ellos eran clases magistrales de marxismo, el haber podido estar en el tren de la salud, donde recorríamos ciudades, pueblos y aldeas, ayudando a nuestro pueblo con nuestros conocimientos sanitarios, eran momentos felices porque sabíamos que estábamos en el camino correcto, creo que a pesar de los pesares, de la muerte del asesinato y desaparecimiento de ellos y muchos/as compañeros/as, el recordar sus magistrales discursos frente a multitudes de estudiantes y trabajadores/as y que la vida me diera la oportunidad de haber compartido momentos tan importantes tan ilustrativos de nuestra historia no pueden pasar desapercibidos por mi memoria y la de todos/as.

Lo terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida (Silvio Rodriguez).

Me titulé como médico en 1972 y en ese año me casé y nació mi primera hija, Pamela y nos volvimos a Punta Arenas, rápidamente me incorpore a trabajar en el hospital regional de Punta Arenas y en diciembre de ese año nos fuimos a vivir y trabajar a Puerto Porvenir, que debido a que era una ciudad pequeña todos/as en alguna medida nos conocíamos un detalle importante, varios militares que eran enfermeros trabajaban también en el hospital y creo que eso de alguna manera me salvo la vida,

El año 73 aparecía en nuestras vidas con un dejo de intranquilidad y angustia, la derecha jugando el papel que históricamente cumplió en contra de la clase trabajadora y que se unía a la Democracia Cristiana combatiendo sin desmayo al gobierno de Allende, Porvenir era una ciudad tranquila pero que claramente tenía una marcada influencia de las ideas de la izquierda, seguramente la influyente corriente migratoria de europeos a principios del siglo pasado traían consigo las ideas revolucionarias de grandes pensadores de aquella época.

Todos/as de alguna manera sabíamos el momento difícil que se vivía, pero nunca nos imaginábamos la barbarie que eso conllevaba, el 11 de septiembre como era costumbre, llegué muy temprano al hospital y durante la mañana nos enteramos de los acontecimientos, fui apresado y llevado a una especie de galpón al regimiento, fui el segundo de los detenidos al rato después éramos más de 50, en el interrogatorio me decían que el hecho que estudié en Concepción se me consideraba del MIR, no andaban muy lejos de la realidad, pero ya no tenía una militancia activa en Magallanes, pero si la había tenido en mi época de estudiante, me interrogó el comandante del regimiento Augusto Reiger y me acusaba de vigilar el regimiento que quedaba cerca de donde yo vivía, ocurre que una de mis grandes aficiones fue la astronomía y vivíamos en una casa de 2 pisos con un balcón que precisamente daba hacia el regimiento y en las noches con unos binoculares me dedicaba a observar los planetas, de echo estaba obsesionado con las lunas de Júpiter que se podían ver perfectamente, pero como los milicos estaban convencidos del Plan Z, invención de los servicios de inteligencia para alinear a las fuerzas armadas en torno al golpe de estado, me acusaban de que yo vigilaba el regimiento, menos mal que yo guardaba mis dibujos una especie de mapas estelares y les tuve que mostrar los dibujos que aún conservo, bueno una estupidez más como tantas que se hicieron en aquellos años, también recuerdo que me llevaron junto a otros detenidos a limpiar paredes que estaban con propaganda pero como yo conocía a militares que trabajaban con nosotros en el hospital puedo decir que tuvieron un trato deferente conmigo, después supe que mi padre que era amigo del doctor Robles que era el jefe de sanidad del ejército en Punta Arenas, habló para que interceda por mi liberación y a los pocos días me liberaron enrostrándome las influencias que intercedieron en mi liberación, cuando todo estaba dispuesto para que me enviaran a Isla Dawson, lo que considero que a pesar de todo hubiese sido un honor para mí.

Lo que lamento profundamente es el asesinato de los 4 compañeros detenidos en Porvenir, yo conocía a 2 de ellos, el profesor Baigorri una buena persona y Parra funcionario de Enap, uno de los momentos increíbles y que no he podido olvidar es que tiempo después del golpe fui invitado por el Director del hospital a una cena y uno de los invitados era el Mayor López Bustamante, quien en un interrogatorio en Cerro Sombrero disparó 2 tiros al detenido Jorge Parra Alarcón, trabajador de Enap, que es uno de los asesinados en Porvenir, Parra quedó herido y López que a su vez había recibido la instrucción del coronel Reiger debido a lo ocurrido con el detenido, la orden de Reiger era de ultimar a Parra antes de llegar a Porvenir, López, a su vez, ordenó al capitán Mansilla que liquidara al detenido en el trayecto a Porvenir, instrucción que el capitán Mansilla cumplió, toda esta situación quedó al descubierto en la causa iniciada ya en democracia, que demostró la culpabilidad de estos oficiales, bueno, en esa cena este sátrapa de López pretendía en su testimonio con nosotros que tuviéramos algún tipo de contemplación con su acción que según él era para salvar el país y nos decía que había tenido que tomarse una botella de whisky para manejar desde Cerro Sombrero a Porvenir después de haber disparado a un hombre, mira la pretensión que tenía este asesino infeliz, que poco menos que había que tenerle pena a él, como podían tener tan trastocados los valores humanos esos milicos.

Parte de este testimonio también fue incluido en la causa en contra de los asesinos de los 4 compañeros de Porvenir, donde fui a declarar a requerimiento de la justicia ya en democracia.

Este artículo es producto de una entrevista con el Doctor Juan Gross Mansilla quien quería testimoniar una parte de su vida que no se conocía, Juan Gross Mancilla hoy jubilado después de haber ejercido la medicina como cirujano infantil en la salud pública y privada por más de 40 años de carrera, también está enmarcado en un proyecto de recuperar testimonios que permitan conocer acontecimientos y actividades que han desarrollado aquellos que nos antecedieron en la lucha, por los ideales de libertad y justicia, que sigue siendo tan esquiva en nuestro país.

Por: Jaime Bustamante Henríquez
Print Friendly, PDF & Email

Más Noticias