• 19 de abril de 2024

¿Los intocables de siempre?

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Por: María Eugenia Oyarzún Cid

Periodista

Aún recuerdo como si fuera ayer el día en que un recién reelecto alcalde Paredes irrumpía en una conocida radio local. Era un sábado por la mañana, horario en el que el ex gobernador y candidato a alcalde Mario Margoni y el escritor y sociólogo Ramón Arriagada analizaban la llegada de Alejandro Velásquez a la Corporación Municipal de Educación. Las opiniones de ambos eran tan sabrosas en términos periodísticos que fuimos a esperar que terminaran su programa para entrevistarlos. De pronto vemos entrar a la radio a un furioso Fernando Paredes, quien sin importarle que estaba al aire un espacio de opinión pagado, irrumpe en el locutorio, acto seguido un sorprendido Mario Margoni le da la mano y con un gesto que alcanzamos a grabar, Paredes, rechaza de un manotazo el saludo.

Esta reacción visceral, no tenía otra intención que la de impedir que se utilizara este espacio para hablar mal del nuevo integrante del círculo cercano del alcalde. Sin que se le pidiera su opinión, defendió a ultranza el buen nombre de Alejandro Velásquez, y justificó su decisión, pese a que Margoni y Arriagada hablaran de la nula experiencia que el aludido poseía en educación o en salud (ya que la Cormunat también es la encargada de administrar el Cesfam), menos importaba el hecho de que no poseyera un título con al menos 4 semestres universitarios.

Tras la intervención- un ahora sonriente Paredes -nos daba una entrevista, en la que fiel a su costumbre hablaba mucho, pero decía bien poco. El objetivo era quizás demostrar ¿quién mandaba en Natales?. Estaba claro que se podía hablar mal de su círculo cercano, pero nunca en un medio de comunicación.

Hoy, pasados ya varios años del incidente, el alcalde Paredes es nuevamente cuestionado por su posición frente a un intocable Alejandro Velásquez. Sin tapujos, dio por finalizada la sesión ordinaria del municipio y se abstuvo de dar explicaciones a un concejal. Entre los muchos comentarios negativos que plagan las redes sociales, tras darse a conocer el despido/indemnización y recontrato de Velásquez, hay quien aseguraba que por algo no se habían hecho públicas las sesiones ordinarias. Y en verdad, da para pensar.

En lo primero que pienso es en esos docentes, trabajando años a honorarios. En quienes deben hacer clases todos los días con su computador y su conexión a internet. Esos que ya no dan más con hacer clases y tener conectados a sus hijos diariamente y que esperan “sentados” que les paguen todos los bonos que les deben. Esos que tiene que conectarse a reuniones con sus directivos, hacer informes y llamar a apoderados.

Y es que la pandemia ha exigido de los profesores un esfuerzo supremo, que quienes no vemos no dimensionamos.

Pienso en el personal de salud que ha debido adecuar todos sus programas para seguir adelante con su trabajo, corriendo el riesgo de contagiarse. Aquellos que saben que muchas de las patologías que tienen los usuarios del Cesfam se verán incrementadas con la falta de seguimiento.

Y me da rabia que justo cuando todos están más que estresados con esta pandemia, cuando muchos se han quedado sin trabajo y otros sin poder abrir sus emprendimientos, haya gente que parece ser intocable. Gente que recibe sumas millonarias mensualmente por ser de confianza de una autoridad. Gente que sin tener las competencias se da el lujo de ningunear a otros que ejercen las más nobles de las profesiones. Gente que no da explicaciones ni las dará. Gente que siente que está por sobre todo lo que importa. No hay ética. No hay ni siquiera remordimiento.

Muchos hemos visto desde la vereda de nuestra propia realidad, alejada de compromisos partidarios o de apadrinamientos políticos, un devenir de hechos nacionales y locales que parecen ser la gota que derramó el vaso. El 18 de octubre dicen que Chile despertó. Hasta que no vea una constitución hecha por constituyentes sin derecho a postularse a cargos políticos no lo creeré.

La pregunta ahora es, ¿Natales despertó? ¿Nos vamos a levantar a tratar de cambiar con un voto todo eso que está mal en nuestra ciudad, en nuestro país? Quiero pensar que sí.

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