• 9 de septiembre de 2024

Magallanes Zona de Sacrificio

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Esta frase siempre la conocimos en Magallanes, pero claramente con un significado histórico diferente a la denominación de hoy.

La presencia o habitabilidad humana de nuestra región siempre tuvo ese rigor, que decir de nuestros primeros y milenarios habitantes, como no podríamos hablar de sacrificios de Yámanas, Selknam, Kawéskar y Aónikenk, que contra viento, frio y nieve habitaron estas tierras por siglos, pero, lamentablemente, sometidos casi al exterminio, fruto de la codicia de la civilización occidental.

La presencia de Chile como estado y nación, obligaba a sus futuros habitantes, rigor y coraje, pero también con leyes que permitieran su asentamiento, es así como, por ejemplo, los primeros funcionarios públicos junto a las fuerzas armadas accedían o acceden hasta hoy a beneficios económicos por vivir en Magallanes, el acceso a viviendas fiscales a bajo precio de arriendo o fletes pagados por el estado por el traslado de sus pertenencias, amén de la exención de impuestos que permitiera la instalación de capitales y empresas.

No podemos dejar de mencionar a los habitantes que vinieron de otros continentes, sacrificados por guerras genocidas, buscando un lugar de paz conjugado con el progreso económico de la cual Europa gozaba debido a la revolución industrial hasta antes de las guerras mundiales.

Magallanes y su desarrollo a mediados del siglo pasado en la industria ganadera primero y con el petróleo después, dio prosperidad a muchas familias que seguían llegando para engrosar la masa laboral, quién de nosotros que vivimos esa época podría desconocer lo importante que fue la labor de un estado protector y promotor de industrias como el que tuvimos hasta los ochentas, para algunos puede ser un disquisición ideológica del autor de este comentario, pero será un tema de debate por mucho tiempo para los que aún creemos en un estado presente, frente a los ideólogos de una economía neoliberal, que a cualquier asomo de participación del estado es tachado de comunismo, muy mal para un debate que debiera ser serio y transparente.

Hoy, Magallanes, se ve enfrentado nuevamente al sacrificio pero desde una perspectiva diferente y muy diferente, la presencia de la industria salmonera y del hidrógeno verde serán para Magallanes volverse una zona de sacrificio, esa disyuntiva nos vuelve la mirada a las zonas mineras de nuestro país con ciudades contaminadas producto del relave de los minerales, también a la zona central donde nuestra agricultura sufre los efectos de la sequía producto del cambio climático, pero también por la concentración de pequeños grupos de privados en los derechos de aguas y, por supuesto, lo ocurrido en Chiloé, una tragedia medioambiental provocada por la industria salmonera de la cual ya conocemos su prontuario y ligada a las 7 familias controladoras de esta industria, cuando descargaron en sus costas, grandes cantidades de salmones en descomposición y muertos por virus ISA, que provocaron que una gran cantidad de aves y fauna marina murieran en las costas de Chiloé, lo que fue denunciado por comunidades indígenas y pesca artesanal afectados en su estilo de vida y trabajo. Lamentablemente a pesar de las presentaciones y denuncias a tribunales, aún todavía no hay responsables.

La industria salmonera en Magallanes vive una crisis de proporciones y presiona fuertemente para obtener más concesiones marinas para sus estándares de producción en nuestra región, pero con una fuerte oposición de la pesca artesanal y organizaciones representantes de los pueblos aborígenes y que se han expresado en la consulta indígena sobre los planes de manejo de los parques y reservas naturales, los industriales salmoneros han respondido como siempre, amenazando con la huida de empresas y capitales, esta situación nos hizo recuerdo cuando en los 90 una empresa forestal intentó desarrollar un proyecto en Tierra del Fuego en la explotación del bosque nativo como materia prima para producción de papel, pero gracias a la oposición de grupos medioambientalistas no se pudo concretar, esta empresa con capitales foráneos y con administradores Chilenos, usó y abusó de su influencia política y económica ofreciendo apoyos económicos sobre todo a organizaciones sociales y políticas, a la luz de los años que han pasado y gracias a la tecnología digital, donde hoy ya casi no se requiere el uso de papel, podemos afirmar, que la destrucción de nuestro bosque nativo hubiese sido en vano y sólo un buen negocio para los capitales y terrible para nuestro medioambiente.

Como se puede ver, nada nuevo de lo que vemos hoy, muchos son los actores que dirigen las asociaciones de la salmonicultura, ex autoridades políticas con mucha presencia mediática y empresas que se prodigan en aportes a la comunidad en cuanto show o evento de carácter popular, congraciándose e instalando sus buenas intenciones.

El hidrógeno verde es la guinda de la torta, se vende como el futuro de Magallanes, con una danza de millones y un futuro esplendoroso para nuestra región, pero acaso seremos una “zona de sacrificio”.

Algunas de muchas interrogantes son:

1.- Quién puede asegurar que el daño a la fauna no será tal, si los corredores aéreos donde se instalaran los aerogeneradores son los mismos que usan las aves para desplazarse.

2.-Estaremos disponibles para que nuestras ciudades tengan la posibilidad de albergar los miles de trabajadores que se emplearán en la construcción de estos proyectos y que pasara con ellos una vez terminada su construcción.

3.- Nuestras carreteras, si es que podemos llamarlas así, ¿podrán soportar las cantidades que se estiman del uso de ellas?.

4.- La construcción de 2 mega puertos y el incremento del paso de grandes embarcaciones que surcarán el estrecho tendrán su efecto en la avifauna magallánica como ballenas y delfines.

5.-Qué pasará con los desechos industriales y naturales, uno que mantiene preocupado a los expertos en medioambiente es la desalinización del agua y que se hará con esa sal.

La pregunta está abierta a la comunidad, porque no hay parangón cuando hablamos que somos una región sacrificada, por su historia, por su lejanía, su costo de vida y su clima, que pasar a ser una “zona de sacrificio” para que el primer mundo pueda seguir con su standard de vida y campeones del medioambiente y la ecología. Yo por lo menos me lo cuestiono.

Soy Jaime Bustamante Henriquez.
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