• 26 de abril de 2024

Opinión. La cara de la impunidad social

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Como natalino, nacido y criado en estas tierras, siempre pienso en lo afortunado que es vivir aquí. Es decir, somos una ciudad sin mayores complejos (más allá de sus problemas típico de una zona alejada de la centralidad), tenemos buenas condiciones ambientales y ojalá siga así por mucho tiempo; podemos salir a disfrutar las calles y practicar un deporte, salir con los hijos, caminar o perfectamente hacer nuestras actividades cotidianas, sin mayor dificultad.
Sin embargo, la ciudadanía ha sido espectador de un hecho, que incluso ha llegado a ojos de la gente en otras regiones, por medio de la TV. Y este hecho es, la prisión preventiva del ahora ex Alcalde Fernando Paredes. Lejos de reafirmar las causas que se le imputan y los intentos de su hija por limpiar su imagen (sin argumentos que puedan contrariar los dictámenes de la corte). Existe un fenómeno que llama mi atención, respecto de la figura del ex edil. Esta es la cara de la impunidad social, o sea, de la capacidad de las personas de hacer ojos ciegos ante el robo, la corrupción y la falta de probidad del sujeto político, a cambio de una serie de migajas, en mal estado, pero vendidas como una estatua de oro. me pregunto:
¿Por qué la gente hace defensa férrea del ladrón cuando este usa corbata y viste elegante? a pesar de la crítica que se hace a diario de la figura del político de turno. Independiente de si la actual figura alcaldicia da o no el ancho, según la opinión pública. ¿Qué puedo pensar de esto? simplemente que, al parecer la gente, avala el robo. Siempre y cuando me beneficie, pero cuando es hecho a terceros y ¿por qué no? a mi. Pero ¿Qué importa si un político roba, si me hizo calles, esos famosos elefantes blancos o un Polideportivo? Aunque sabemos los casos del gimnasio natales - hoy inutilizable -  o unas avenidas que se desarman cada día o como olvidar, los problemas de las luminarias. La gente tiende a poseer mala memoria, a conveniencia, y no puede o quiere recordar lo malo de una gestión y solo hacer un ejercicio de los "buenos tiempos".
Es imperioso que hagamos un análisis de la política, sus malas prácticas y dejar de pensar que no importan los medios, solo los fines. Y tenemos que hacer un repensar de los valores a los que tanto la comunidad se aferra, al momento de juzgar a algunos y dar pasos ciegos con otros. Si avalamos el robo de un individuo ¿por qué deberíamos criticar a otros? claramente, el punto es la vara con que se mide a las personas. ¿Cuál es el mensaje que queremos heredar a hijos, familia, amistades, etc.?
Por último, cabe recordar: "No todo lo que brilla es oro".
Por: Alejandro Donofrio
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