Padre de Gonzalo Muñoz del Campo (Pac), entregó un emotivo mensaje
El padre de Gonzalo Muñoz del Campo (Pac), entregó un emotivo mensaje, esto al cumplirse 61 meses de su partida y a horas de celebrarse el Día del Padre
Alejandro Muñoz, escribió que “A 61 MESES DE TU PARTIDA Y A HORAS DEL DÍA DEL PADRE…MI ABRAZO A TODOS LOS PAPÁS QUE HAN PERDIDO UN HIJO Y MI ABRAZO TAMBIÉN A QUIENES LOS DISFRUTAN”. Luego, Muñoz expresa que “MI CONSEJO ES QUE ESCUCHEMOS A NUESTROS HIJOS… PODREMOS NO ESTAR DE ACUERDO MUCHAS VECES, PERO HAGÁMOSLO SABER CON RESPETO…HOY GONZALO ME QUEDO CON TUS FOTOS, PERO MÁS ME QUEDO CON TU ALMA Y TE DOY LAS GRACIAS GONZALO POR HABER TENIDO EL PRIVILEGIO DE SER TUS PADRES !!! TE AMABA Y HOY TE AMO MÁS!!!” Ir a Facebook
Gonzalo Muñoz (Pac) sufrió una brutal golpiza en la madrugada del 8 de julio del año 2017. En relación a este hecho, La Prensa Austral consigna que “recibió (Gonzalo Muñoz) una brutal agresión en calle Magallanes, entre Bulnes y Eberhard, en la capital de Ultima Esperanza, y cuyos protagonistas fueron los carabineros Miguel Delgado Velásquez y Pedro Loncuante Loncuante, junto al guardia de seguridad Sebastián Cáceres Alonso, acometida en la cual también resultaron heridos los amigos de la víctima principal, Sady Galindo Soto y Víctor Hernández Saldivia”.
Ya pasaron casi de seis años desde que el joven natalino fuera víctima de esta golpiza (julio del año 2017), la cual lo dejó en estado de coma por diez meses, hasta que falleció en el hospital de Punta Arenas, pese a todos los cuidados médicos (16 de mayo del 2018). Su caso, aún es recordado en Puerto Natales, donde produjo un profundo impacto en la comunidad, esto por la violencia y brutalidad del hecho y que dejó a dos carabineros y un guardia condenados por homicidio. Un mural recuerda a Gonzalo Muñoz del Campo y el poeta natalino, Hugo Vera Miranda, le dedicó unas sentidas palabras, las cuales transcribimos a continuación.
El ángel de Puerto Natales
Es que no te lo podías imaginar. Un lugar tranquilo. No lo era tanto. Un lugar seguro. No lo era tanto. Un lugar magnífico. Y de repente nada. Toda la mierda del mundo concentrada a una cuadra del cuartel policial. A una cuadra de la gobernación. A una cuadra del municipio. A una cuadra del infierno. En el mismísimo infierno. La furia desatada. Incomprensible. Y le tocó a mi amigo. Le pudo haber tocado a cualquiera. Pero le tocó a él. Al mejor de la aldea. El ser más puro del planeta. El líder de una banda de rock. El chico que cuando perdía su equipo salía llorando de casa. El chico que durmió cien veces en Libertad 200. El chico que mirando el amanecer decía que la vida era hermosa. El chico que mientras mi madre agonizaba en el hospital de Puerto Natales, se presentaba a las tres de la mañana con café y empanadas. El chico que amaba a sus padres, a sus amigos y al Liverpool.
Y le tocó. Fue en la madrugada del maldito 8 de julio del 2017. Fue un descuido de dios. Seguramente dios estaba de franco, lo mismo que dos carabineros. También un guardia civil. Y le rompieron el cráneo y la vida. Y nos rompieron la vida a sus amigos. Aún hoy, no paro de llorar. No paramos de llorar. Lloraremos hasta el último día. Acto injustificable y bestial. Tres machos alfa premunidos de una furia desatada, nos quitaron del medio a nuestro hijo, hermano y amigo. Y todo el clamor del mundo pidiendo justicia. Reparación. Justicia. Justicia. Justicia. Señora Justicia, si usted realmente existe, denos algo de su elixir. Y a la vida una explicación. Seguro que no la hay. No puede haberla. No la habrá.
Fue a una cuadra del cuartel policial. Mientras mi amigo Gonzalo Muñoz del Campo agoniza en el hospital de Punta Arenas, el comisario que lidera a sus subordinados, que debería protegernos, sigue estando allí. La vida tal cual. No ha pasado nada. Sigue estando allí. Aunque algo ha cambiado. Veo más carabineros en las calles. Seguramente lo hace para seguir protegiéndonos. ¡Vaya mierda!