Una noche de furia
Después de navegar cerca de tres meses en un buque factoría en la Antártica y cuando se terminó la cuota de captura, zarpamos a nuestro nuevo destino, el puerto de Punta Arenas, pero yo dirigía mis pasos a Puerto Natales, necesitaba ver a mi familia y también visitar a mis amigos. El ambiente estaba raro, me sentí como el personaje de Rambo, la policía me vigilaba, me querían ver fuera de la ciudad, pero no les di en el gusto, en mi mochila llevaba cerca de cuatro millones de pesos, esa fue mi paga por la pesca. Fui al café Midas y me tomé un schop, luego, me dirigí al Casino de Juegos, adonde aposté algunas fichas.
De pronto, un tipo me lanza cerveza y yo le respondo con un sillazo en la espalda y se arma la pelea, no lograron tirarme al suelo, pero me echaron del local. Luego me fui al Night Club Embassy para beber algo junto a una señorita, allí me agarré a charchazo limpio con unos marinos que andaban espesos. Después me dirigí al “Manos Limpias” a comer un Bistec a lo pobre y a tomar las últimas cervezas, esperando ver el amanecer.