• 2 de mayo de 2024

CALABOZO N° 3. LAS PRISIONES NATALINAS EN DICTADURA

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NOTA DEL EDITOR:

UN FIEL COLABORADOR DE NUESTRO PORTAL NOS HIZO LLEGAR UN TEXTO INEDITO DE AUTORIA DE QUIEN FUERA EL  DIRIGENTE SINDICAL NATALINO ROMEDIL BITTERLICH, EN EL CUAL NARRA LOS DUROS ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN PUERTO NATALES POSTERIOR AL GOLPE DE ESTADO DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1973. EL NARRADOR CUENTA Y DESCRIBE LOS HECHOS EN ALGUNOS MOMENTOS CON CRUDEZA, TAL COMO LO VIVIERON Y SUFRIERON EN CARNE PROPIA CIENTOS Y MILES DE CHILENOS EN ESOS TRAGICOS ACONTECIMIENTOS  QUE ENSOMBRECIERON AL PAIS, DE LOS CUALES SE CUMPLEN YA 50 AÑOS. SIN LUGAR A DUDAS. EL RELATO APORTA ANTECEDENTES INEDITOS Y CERTEROS DEL VIACRUCIS PADECIDO POR EL AUTOR Y SUS COMPAÑEROS, DONDE DESFILAN PROBABLEMENTE MUCHOS PERSONAJES CONOCIDOS  TANTO EN CERRO CASTILLO, CERRO GUIDO  COMO EN LA CIUDAD DE NATALES DE AQUEL ENTONCES.

  ROMEDIL BITTERLICH VASQUEZ

Fue un destacado dirigente sindical. Nació en la ciudad de Valdivia el 29 de octubre de 1918. Sus padres fueron Antonio Bitterlich González, pianista de oficio, y Gregoria Vásquez Gatica, guitarrista.

El 27 de julio de 1921, el matrimonio Bitterlich Vásquez llegó a Puerto Natales con su único hijo, Romedil, que entonces tenía tres años de edad. En 1927, ingresó a la escuela municipal de Natales a cursar sus primeros estudios básicos. Allí permaneció tres años. Luego sus padres lo cambiaron al colegio Monseñor Fagnano, donde estudió hasta sexto año de preparatoria. La repentina enfermedad de su madre lo obligó a abandonar la escuela en 1933, para dedicarse a trabajar. El propio director del colegio, padre José M. Savarino, se encargó de buscarle un empleo en la imprenta “El Natales”, perteneciente a la congregación. Más tarde, ejerció el mismo oficio en las imprentas de los diarios “El País”; “Claridad”, órgano oficial del Partido Socialista; “El Esfuerzo”, del sindicato de Campo y Frigoríficos y el “Adelante”, del Partido Comunista.

Trabajó también en el Frigorífico Natales, en calidad de ayudante del doctor Gabriel Gasic, extrayendo las glándulas suprarrenales y tiroides de los animales faenados, las que eran enviadas al instituto Bacteriológico de Chile para ensayos científicos de sanidad humana. En 1935, se contrató de vellonero en la estancia Cerro Guido, de propiedad de la Sociedad Explotadora de Tierra Del Fuego. Ese mismo año tuvo lugar la masiva huelga obrera que obligó al gobierno de entonces a enviar hasta Puerto Natales al acorazado “Blanco Encalada” de la Armada de Chile, cuya tripulación venía preparada y dispuesta a sofocar un supuesto levantamiento obrero que en realidad no existía.

En el desarrollo de dicho conflicto, el joven Romedil fue designado por la asamblea como correo de los trabajadores en huelga. En su bicicleta recorría 120 kilómetros diarios llevando correspondencias a las estancias Cerro Guido, Cerro Castillo, Dos Lagunas, Bories, Río Tranquilo y sindicato de Campo Frigoríficos. Esta fue la primera huelga en la que se le permitió participar con tan solo 17 años de edad.

Entre los años 1938 y 1939 hizo su servicio militar en el grupo de caballería Sofanor Parra, como soldado fundador. Cumplido su deber ciudadano se contrató como soldado instructor, actividad que desarrollo hasta 1945. Retirado del ejército, volvió a las labores del campo, trabajando hasta 1973 en diferentes estancias de la región. Ejerció labores de panadero, ayudante de cocina, mozo y carnicero en las faenas matanza.

En el transcurso de los años que trabajó en el campo, Bitterlich asumió también responsabilidades en el ámbito cultural. Así, fue nombrado secretario de cultura del sindicato de campo y frigoríficos, en tal condición se ocupó de organizar y coordinar diversas actividades musicales, teatrales, literarias y poéticas; recordadas son las obras que llevo a escenas sobre las tablas del teatro Libertad, algunas de ellas fueron: Deja que los perros ladren y la Silla está vacía.

En otra faceta de su vida fue bombero en la primera compañía, ocupando los cargos de ayudante general de la compañía, secretario y segundo comandante del cuerpo de bomberos.

En el ámbito sindical, en 1962 fue nombrado delegado general de los trabajadores de Cerro Castillo, participando en numerosas discusiones relativas a convenios laborales en representación del Sindicato de Campoy Frigoríficos. También tuvo tiempo para el deporte, siendo delegado y presidente del equipo de futbol de la Estancia Cerro Castillo, con el que viajó a competir a Puerto Montt, obteniendo excelentes resultados.

Su actividad sindical fue interrumpida el 11 de septiembre de 1973, cuando aún era delegado de los trabajadores de Castillo y presidente provincial de la Central Única de Trabajadores (CUT). Fue detenido y torturado por negarse a colaborar con las autoridades de la época. Después de haber permanecido 60 días encarcelado, se le permitió regresar a su hogar, con el inconveniente de que para poder trabajar o salir de Natales debía tener una autorización del comando militar.

En 1983 jubiló, entonces se convirtió en dirigente a la asociación de pensionados de Natales, ocupando la presidencia por varios años.

Entre sus gestiones se cuenta haber mejorado la estructura de la sede, construido un quincho y concretado otros proyectos menores. Hasta el fin de sus días fue presidente honorario de los pensionados.

Romedil Bitterlich estuvo casado con la osornina Irma Vargas Schwahn, con quien tuvo 7 hijos: María, Antonio, Osvaldo, Bruna, Cristina, Pedro y Nixa.

Este sindicalista ejemplar falleció en Puerto Natales el 6 de mayo de 2004 Tras una larga enfermedad.

Las ultimas obras testimoniales de este personaje son los tres libros que publicó: Rostros Inolvidables, Carreteros de Dorotea, Los Centauros Reclutas De Ultima Esperanza. Próximo a editar:  “Calabozo N° 3. Las prisiones natalinas en dictadura (1973)”

Del libro “Gestores del Desarrollo de Última Esperanza”

Nelson Álvarez y Edgardo Cea. Puerto Natales 2004.

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CALABOZO N° 3.

LAS PRISIONES NATALINAS EN DICTADURA

1973

ROMEDIL BITTERLICH VÁSQUEZ

    CAPITULO PRIMERO EL FIN DE UNA ILUSIÓN  

El día 7 de octubre de 1973 me encontraba en Cerro Castillo.  Era un día sábado en la mañana, exactamente las once, cuando aparece un carabinero en el galpón de esquila buscando a Romedil Bitterlich Vásquez, los compañeros le dijeron la persona que usted busca, está en la sala de máquinas.

El carabinero llegó ahí y pregunta ¿Quién es Romedil Bitterlich?

Yo me presenté y el carabinero me comunicó que debía estar en el Retén a las doce del día, porque había pasado una micro para Cerro Guido con militares, para volver en la tarde.

En el momento en que llegó el carabinero estábamos analizando lo que estaba ocurriendo en nuestra Patria, debido al derrocamiento de nuestro gobierno democrático (11 de septiembre de 1973).  Veíamos con estupor, que todo estaba recayendo en la clase trabajadora quienes torturaban y también se les fusilaba.  Sabíamos hasta ese momento, que se estaba persiguiendo a los compañeros radicales, socialistas, comunistas y personas independientes.

Sabíamos que los demócratas cristianos habían tenido participación en el Golpe de Estado. Por lo tanto, en la caída de un gobierno auténticamente democrático; en nuestros comentarios tocábamos la situación de los compañeros que con tanta facilidad se dieron vuelta, el mismo día 11 de septiembre, en cuanto se les comunicó que había sido derrocado el gobierno de Salvador Allende y que se había suspendido a los dirigentes del comité de gestión. Estos compañeros en forma inmediata se pusieron a las ordenes de las autoridades del nuevo gobierno. Los aguerridos compañeros de la Cora ahora eran amigos del ejército y enemigos de los trabajadores.

En este análisis, hacíamos mención del compañero Rodríguez, quien pasó a tener una actitud servil frente a los dueños de la tierra, así es, como él, otros compañeros que demostraban su miedo.

Los compañeros que estaban conmigo, me dijeron, ¿Qué haremos ahora compañero?... ¡nada les dije yo, habrá que esperar!, enseguida les dije, ahora me tocó a mí y me despedí de ellos.  Partí para mi dormitorio, para cambiarme de ropa y enseguida ir al retén de carabineros de la Estancia Cerro Castillo: me presenté a las 11 horas ante el sargento Álvarez, quien me dijo, cuando vuelvan los militares lo van a trasladar a Natales. Pero como no aparecieron pronto, el sargento me mandó almorzar acompañado de un carabinero, volví pronto al Retén, inmediatamente que almorcé y estuve esperando la llegada de los militares.  Estos llegaron más o menos a las cinco de la tarde, venían apurados, hicieron bajar a los detenidos que traían de Cerro Guido eran varios compañeros y amigos míos.  A un compañero Sánchez le dije, ese cuchillo es mejor que me lo des para tirarlo lo más lejos que se pueda y así evitar complicaciones.

Así que, me entregó el cuchillo, lo tiré lo más lejos que pude, fue una suerte que no me vio nadie, ningún milico me vio; en ese momento fuimos obligados a pasar a la guardia para ser identificados.

El primero en ser llamado fui yo, al momento sentí en mi espalda un arma, me di vuelta para ver quién era, y sorpresa para mí, era ni más ni menos que el Director de la Radioemisora natalina,  quien con uniforme militar me tenía encañonado, mientras otro, el sargento Contreras decía ¡amárrenlo!, ese es el más peligroso, es un individuo muy peligroso; solo cuando ordenaron subir al vehículo vi al sargento Morales, quien dijo,  déjenlo, él va ir conmigo en la micro.

Llegamos a Natales después de pasar por muchas partes, al pasar por el Grupo de Caballería, ahí dejaron a varios compañeros; llegamos a Carabineros a las 23.00 horas (once de la noche). Se ensañaron conmigo, ahí fui recomendado como lo peor y la famosa palabra ¡tengan cuidado con él!  Aquí nos quitamos los cordones, los cinturones y nos pasaron a los calabozos.

Nos empezamos a conocer mejor, pero no conversábamos sobre nada, quedamos a la espera de lo que nos iba a suceder, se notaba que estábamos nerviosos. Así empezó nuestro viacrucis.

El día 10 de septiembre de 1973 la Cut Departamental se reúne en la Segunda Compañía de Bomberos de Puerto Natales. Asistieron, a estas reuniones el presidente Julio Águila, secretario, Romedil Bitterlich Vázquez y directores:  Humberto Aguilar y Juan Ulloa.

En la reunión, se planteó la necesidad de formar una cooperativa en Cerro Guido, como la que ya tenían los compañeros trabajadores de Cerro Castillo del Sindicato “Miguel Ángel León”.  Después de discutir este propósito, se acordó partir al día siguiente lunes 11 de septiembre, para preparar a los trabajadores de esa estancia en la creación de una Cooperativa de víveres y ropa; de todo aquello que el comercio de Natales no vendía, pues pasaba por momentos bastante graves y la situación parecía que iba a emprender hacia estar más mal.

Se acordó, que tendríamos que partir con un vehículo de Cora (*), así se hizo el día lunes 11 de septiembre, los miembros de la Cut Departamental partimos a las 7.00  horas, con rumbo a Bories con el propósito de colocar nafta necesaria para este viaje.  Pasaríamos a tomar desayuno a la Estancia Dos Lagunas, pero todo nos salió al revés, porque al llegar a Bories supimos que nuestro Gobierno había sido derrotado por un Golpe Militar.  Dado por el Ejército de Chile, el que estaba al mando del General Pinochet: el primero en darnos esta noticia fue Carlos Álvarez, se encontraba en la oficina esperando comunicación telefónica desde Punta Arenas por intermedio del Coronel Álvarez, nos dijo“yo tengo un hijo en Santiago y a lo mejor va haber enfrentamientos” ¡estaba bastante asustado! a mi me dijo, no sigas es bastante peligroso, te puede pasar algo.

Pero, nosotros tomamos la decisión de seguir y ver en el terreno mismo lo que estaba sucediendo, así que seguimos hasta la Estancia Cerro Castillo, con la firme decisión de convencer con la gente y tomar acuerdos.

A las 9.00  horas llegamos a el Retén de Cerro Castillo, detuvimos el vehículo, bajamos y nos presentamos a la guardia,  estaba de guardia el sargento Alvarez, quien inmediatamente nos dijo,  ustedes no pueden pasar, esta llegando personal de Cora para tomar decisiones y hacerse cargo de la Estancia. Dirigiéndose a mí, me dijo, usted Bitterlich no tiene nada que hacer aquí en la Estancia el consejo ya no existe, sus compañeros dejaron el cargo.

(*)CORA:  Corporación de la Reforma Agraria. Organismo gubernamental  dedicado a los asuntos agrarios.

A pesar de todo le dije por lo menos déjeme ir para conversar con la gente ver lo que está pasando. Él dijo, bueno, pasen, pero tengan cuidado con lo que hacen: la cosa esta bastante difícil para ustedes. Dimos las gracias y pasamos en dirección a la Oficina, estaba cerrada, pero, había movimiento adentro así que golpeamos y nos abrieron, los compañeros quedaron sorprendidos al vernos, no se lo podían explicar que estábamos haciendo ahí.

Miguel Gómez tomó la palabra para decir, “esto terminó, el compañero Allende fue derrotado, y nadie en este momento ha comunicado nada, ahí adentro están los de Cora  y a nosotros  no nos dejan hacer nada, solamente creo que mañana  llega el nuevo administrador”.   Consideré que no era el momento para el silencio, me dirigí a ellos, pero mientras hablaba, me di cuenta de que no eran los mismos; nadie entendía ni quería entender, no querían decir a nadie, había desmoralización total.

Lo que dije fue lo siguiente, “Compañeros, se dice que el compañero Allende, está derrocado, quizás tenga quien lo defienda, nosotros debemos esperar ordenes, si llegan actuaremos, pero de todas maneras los que tengan armas, guárdenlas y tengan en cuenta que, si esto va más adelante, van a decretar la ley marcial, así que tengan cuidado. Esta comisión debe regresar a Natales, si hay algo avisaremos”

Esta fue la última vez que le hablé a los trabajadores de Cerro Castillo como secretario del comité de gestión y como presidente del Sindicato Miguel Ángel León.

Después de almorzar en Cerro Castillo volvimos a Puerto Natales, en el viaje de vuelta en el camino no vimos nada anormal, sólo se veían soldados que portaban armas. Al llegar a Natales, las calles estaban llenas de militares con armamento, se notaba que las personas que transitaban por las calles, en esos momentos estaban asustadas, pero me sorprendió ver tanta gente que transitaba muy contenta.  Esto no lo pude entender, siempre me imaginé que los chilenos estaban contentos con el régimen socialista. Esto me desconcertó.

Más tarde el gobierno militar envió un bando, en el cual se comunicaba a los ciudadanos que eran dirigentes de los trabajadores, que debían presentarse en la Gobernación a las nueve de la mañana, así también se anunció el toque de queda y se dijo que cualquier persona que desobedezca esta orden sería pasado a la justicia militar.  Natales es un pueblo chico, así que se supo inmediatamente, que más o menos a las 22.00 horas, ya habían detenidos por infringir el bando.

A la mañana siguiente, cuando desde mi casa partí hacia la Gobernación, pude ver como aparecían las mercaderías, que los comerciantes tenían escondidas antes del golpe militar.  Los comerciantes natalinos siempre dijeron que el gobierno de Allende era el culpable de la falta de alimentos.

El jefe de plaza, señor Aquiles Gallardo, se presentó justo a la hora indicada, estábamos en la espera más o menos 30 ciudadanos, a la llegada nos invitó a pasar a la oficina tomó colocación y dijo: “tomen colocación”, entramos en el mejor orden que pudimos, yo me coloqué lo más cerca para poder entender de mejor forma lo que pudiera decir.

El coronel Aquiles Gallardo, comenzó su discurso de la siguiente manera, “señores, desde este momento todos ustedes estarán en estricta vigilancia de la autoridad militar, porque desde ahora en adelante el gobierno será dirigido por los militares, les advierto que el comandante en jefe es el General Augusto Pinochet Ugarte”.

“ Y desde ahora fíjense bien, quedan todos advertidos que cada uno de ustedes será vigilado en todos sus movimientos, muchos de ustedes serán juzgados por los tribunales militares, además les advierto que cualquiera  que maltrate a un militar,  lo insulte o lo asesine… será el hechor y sus familiares pasado por las armas; creo que he sido bastante claro”.

Ante esta amenaza, un compañero que estaba junto a la puerta pidió la palabra para decir ¡señor Gobernador, “yo no tengo nada que ver con lo que ha pasado, como asímismo, nada que ver con lo haya hecho mi padre como autoridad ¡yo, no me he metido en nada”

El coronel Aquiles Gallardo en forma furiosa le dijo, “cuando se retiren sus amigos; se va quedar aquí para que conversemos los dos señores, usted y la autoridad”. Esto cayó como una bomba entre nosotros que sabíamos que el joven era dirigente de los trabajadores del hospital y pertenecía a la juventud socialista. Esto no fue lo último que oímos dentro de esta reunión, también escuchamos a otros compañeros que se presentaron para cooperar con el nuevo Gobierno y las fuerzas armadas, el compañero Barrientos se ofreció para hacer una colecta en Rio Tranquilo para ayudar al nuevo Gobierno.

Comenzaba un largo calvario para los que de alguna manera habíamos sido dirigentes sindicales o políticos en nuestro pueblo.

Ese mismo día supimos que Abel Paillamán estaba detenido en carabineros, Raúl Alvarado estaba detenido en su casa, el compañero Octavio Castro estaba detenido en su casa en Punta Arenas; así comenzó el vía crucis de los que estuvimos junto al líder de la clase trabajadora de Chile, del hombre que cumplió su palabra, al dar su vida en la lucha por la democracia.

  BAJAR TEXTO COMPLETO AQUI: LAS PRISIONES NATALINAS EN DICTADURA archivo docx.

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