¿Es legítimo que autoridades sean candidatos y luego que pierden retornen al cargo?
Seguramente, no es el único caso hoy vigente en Chile, el cual vamos a exponer, pero si el más visible en Magallanes. Nos referimos a la retornada seremi de Desarrollo Social, Liz Casanueva, la cual la vimos en actividades de campaña en Natales y luego que perdió en la elección de diputados, con bombos y platillos regresó al cargo que tenía asignado en el gobierno regional.
En tanto, en una materia relacionada con campañas políticas de la disputa presidencial, la ex subsecretaría de Salud, Paula Daza, tuvo que renunciar a su cargo luego que se hubiera integrado a la campaña del candidato José Antonio Kast. Era impresentable que continuara siendo una de las voceras de aquella candidatura desde el cargo de subsecretaría. En el caso de Casanueva, durará en el cargo de gobierno hasta el mes de marzo; si hubiera sido electa como diputada, tendrían que haberla reemplazado ya.
Llama la atención que desde este sector político vinculado a la Udi y a la diputada Amar, ahora cuadrados con la candidatura presidencial de Kast, hayan hecho un credo y rezo político respecto de la “meritocracia” y la denuncia en contra del pituto político, el “amiguismo” y los operadores políticos, prácticas que debieran extirparse, pero que, sin embargo, al parecer están lejos de desaparecer, abriendo la interrogante de a quién va a designar Kast en Magallanes y Última Esperanza, en el caso de llegar a la presidencia, cuántos de los que están en el gobierno se mantendrán, esto sin mayor mérito ni brillo para ejercer aquellos cargos. Más allá de personalizar en un caso puntual la ocurrencia de este tipo de situaciones, sería sano y positivo que quienes tengan aspiraciones políticas abandonen los cargos en el periodo previo al inicio de las campañas, sin retorno y sin compensaciones, ya que al servicio público se llega a “Servir” y “sin letra chica”.
Esta es una de la razones de la desafección hacia la política y de la bajísima valoración que tienen los ciudadanos hacia esta noble actividad.
Por Kriticón Natales, especial para El Tirapiedras