• 23 de abril de 2024

Río Turbio: aquel minero chileno, luchador de Río Turbio y Puerto Natales

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Fuente:

La Izquierda Diario

Por Ernesto Zippo

 

El domingo 1 de noviembre, falleció uno de los grandes referentes de la lucha minera de Río Turbio. Se llamaba Alfonso Coñoecar Millalonco y había llegado desde Chiloé para ser parte de una enorme tradición combativa en la cuenca carbonífera y en la vecina ciudad chilena de Puerto Natales.

 

Coñoecar o “Coñito” (como le decían sus compañeros), era de Chiloé y de muy joven se fue a Tierra del Fuego a principios de los años 70. Allí trabajó en la esquila de la lana y siendo un peón rural más, conoció el agotador oficio de sus compañeros del campo. En los inicios del gobierno de Allende, se hizo militante de izquierda, ingresando al Partido Comunista de Chile. Luego regresa al continente y consigue trabajo como minero, en Yacimientos Carboníferos Fiscales de Río Turbio.

Ya con la dictadura en Chile y luego en Argentina, tuvo que militar en la clandestinidad organizando el sindicato minero junto a sus compañeros, escondidos en los Pabellones dónde vivían, tratando de no ser descubiertos por los militares. Quienes lo conocieron, comentaron que, ya con el inicio de la democracia en Argentina, Alfonso refugiaba en su humilde hogar a varios exiliados del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y con ellos compartía su magro salario, brindándole comida y abrigo.

Fue uno de los protagonistas de la recuperación de ATE Río Turbio, marchando a pesar de que Gendarmería Nacional apuntaba sus fusiles a finales de la dictadura militar argentina. Él y sus compañeros mineros marchaban por las calles de la cuenca carbonífera muy firmes y agarrados de los brazos a principios de 1980. Fueron años difíciles e imborrables, pero los mineros, docentes, municipales, estudiantes, las mujeres y el pueblo desafiaban los planes contra YCF, que luego vendrían.

La lucha siguió contra la privatización, que el presidente Carlos Saúl Menem y el gobernador Néstor Kirchner había entregado al testaferro Sergio Taselli. Fueron años durísimos, de miles de trabajadores que se fueron con retiros voluntarios y el vaciamiento de la empresa minera. En toda esa etapa estuvo Alfonso.

Algunos de sus compañeros y referentes de aquellos años lo recordaron, al enterarse de su fallecimiento, para homenajearlo con anécdotas que lo retrara como el obrero honesto y combativo que era.

Ricardo Bordón escribió:

“Ayer fue un día raro. Tuve un pequeño incidente y, me acordé cuando me decías -calma compañero-. Volví a mi casa, solo había salido a caminar después de más de siete meses de aislamiento (por el coronavirus) y recibí mensajes de compañeros, sobre lo que sí era una noticia dura. Tu ida, tu deceso, tu muerte.

Alfonso Coñoecar Millalonco, referente de los máximos que tuvo ATE. Dirigente obrero, sindical, clasista, social y político. En esta posmodernidad, que todo fagocita y olvida. En medio de una nada galopante, de un destino sin destino, de un pueblo que olvidó su esencia. Tu partida. Así sin poder darte el último adiós. Es el protocolo.

El protocolo no borrará las huellas que dejaste. Tus palabras claras, tus convicciones, tus principios, tu lucha por los derechos de los trabajadores, tu militancia sin descanso. Así te conocí y te sobraba fuerza para militar en medio de la dictadura cívico militar de Argentina y en la clandestinidad de la cruel dictadura pinochetista y su modelo neoliberal. Siempre Ponías en práctica tu internacionalismo. En la lucha callejera triunfará la clase obrera, gritabas en las movilizaciones y como luchaste compañero aquí, allá, donde sea.

Y en 1983 la recuperación democrática en Argentina. Y se tardó pero en 1990 se abrieron las grandes alamedas en Chile. Y fuiste edil de puerto Natales y el diario decía, el edil que se moviliza en bicicleta, no era la bicicleta era tu honestidad, tu cargo electivo puesto al servicio del pueblo, donde venías. ¿Que esperaban? Y tus logros en tu faz como dirigente deportivo y en el centro minero. Una semblanza. Quiero pedirte perdón por mis extemporaneidades. Ya lo hablamos la última vez que nos vimos. Fuiste humano y por eso un grande. La lucha de nuestra generación no fue en vano. No lo digo por vos, sino por mis debilidades. Aún hay lugar para esa utopía de un mundo mejor, de una comunidad solidaria y fraternal, de personas libres.

Alfonso gracias y perdón”

Oscar Aballay agregó:

“La vida es fugaz... La vida también tiene un final...

La vida también, es eterna cuando se enfrenta al enemigo con coraje y dignidad... La última foto juntos, de jubilados y ésas charlas de mediodías, tardes y noches!!! Siempre hubo tiempo y lugar para compañeros y amigos de lucha, cómo no mencionar aquellos años de la dictadura militar que nos eliminó los derechos laborales en YCF. En 1982, salimos a las calles para recuperar al gremio intervenido y pelear para que vuelva la democracia. También me acuerdo de consignas que gritabas en cada movilización, vaya qué te enfrentaste a enemigos armados hasta los dientes. Ésos que reprimen y provocan muertes. En Chile y lo tenías al asesino y genocida de Pinochet. Y aquí muy pocos aceptaban tus principios de ideas políticas y sociales, claro que a vos poco y nada te importaba eso. Aún en los peores momentos igual militabas con los trabajadores que te acompañaban. Te vi en movilizaciones, poner el pecho a las armas de los gendarmes. Lejos de ser intimidado por ésas armas, a uno le dijiste -apretá el gatillo, no seas cobarde-.

Con él empresario corrupto de Taselli, estuviste muchos meses sin cobrar sueldos de la empresa. A pesar de que el siniestro empresario, cobraba dél estado un subsidio de 20 millones de dólares para hacer frente al pago de sueldos. Además, no te permitían entrar a la mina, por una sucia maniobra dél empresario que te había hecho una denuncia por sabotaje. Nunca te han resarcido por ése gran daño que te hicieron injustamente y claro ante una justicia cómplice que más se podía esperar en esa década infame de 1990. Fuiste secretario general de la junta interna de delegados de minas, y entre los otros delegados de los sectores de mina, te dábamos esa gran responsabilidad ante tanta persecución de la patronal. Te armaron causas de golpear a otros trabajadores, te fueron a buscar a tú vivienda, la policía dél comisario Rambito Paredes. Y te metieron en los calabozos de la comisaría de Río Turbio, pero con otros compañeros pudimos sacarte de ése lugar a pocas horas.

A pesar de sufrir apremios psicológicos y amenazas de muerte, no cediste ni un centímetro para continuar luchando. Te vi en la toma de la legislatura en Río Gallegos cuándo el Lupo (Néstor Kirchner) era gobernador y Cristina Fernández diputada provincial, después en una noche nos desalojaron las fuerzas represivas dél gobierno provincial.

Incansables movilizaciones desde Río Turbio a Río Gallegos, también a Buenos Aires. Una de las veces marchamos por la 9 de Julio, al lado del Obelisco con nuestra indumentaria de mineros del carbón de Santa Cruz. También allí y en asamblea frente al Congreso Nacional decidimos hacer una huelga de hambre. En la Capital Federal se quedo él secretario general de ATE Río Turbio, Ricardo Bordón, cuándo pasamos por Río Gallegos, se quedó haciendo la huelga, él compañero González Ángel Negro secretario general ATE Santa Cruz y faltaba la decisión de quién iba a realizar la huelga de hambre en Río Turbio. Y cómo siempre él compañero Coñoecar se postula a realizar la huelga de hambre, pero después de un gran debate alguien me propuso a mí. Y todos votaron a que yo sea, quién debía hacer esa huelga y difícil era él desafío. Pero cómo no me quedaba otra acepte, y fue al frente dél correo.

Después de 10 días de huelga, logramos incorporar a todos los contratados. Inversión para YCF, (pero eso nunca se efectivizó), y $100 de aumento salarial. Fueron en los años más duros de Menem. Cavallo de ministro de economía y la Fundación Mediterránea, imponía sus hombres, de ahí lo tuvimos como interventor a Walter de Fortuna, con su imposición de los retiros voluntarios. De casi 3 mil personas en la empresa, quedamos 1381 trabajadores. Después a ese tipo lo reemplazó Santos Casale, que en aquellos años se comentaba que era un viejo peronista. Y en 1994 el gobierno nos metió a Sergio Taselli y a los pocos meses ya nos desconocía el convenio colectivo de trabajo y en setiembre le tomamos la mina durante 11 días.

Luego se firmaba un acta acuerdo dónde el empresario se comprometía a reconocer el CCT y $100 al básico de forma desdoblada, con los primeros $50 a la hora de levantar la toma y después los otros $50, que nunca más los vimos. En ésas luchas también estaba "Coñito". Así le decíamos con cariño, los compañeros mineros.

Taselli siempre nos hacía denuncia, tras denuncia y una vez, la policía intento tomar el sindicato y se lo impedimos. Todos los días teníamos una llamada por teléfono del gremio con una vos que nos amenazaba de muerte y nos decían zurdos de mierda... Hasta ahora no nombre al gobierno de Raúl Alfonsin, que también intento quebrarnos cómo organización gremial. Lo tuvimos a Juan Manuel Casella, cómo ministro de trabajo y siempre con las ideas de ajustar en las empresas dél Estado. Igual lo enfrentamos por los aumentos de salarios, en la súper hiperinflación de su gobierno y así de lucha, en lucha fuimos conquistando derechos convencionales y las 40 horas semanales, después de 2 meses de paro, lo conseguimos y ahí estaba el eterno Alfonso Coñoecar, en todas las luchas.

Aún a esta última la ganó, porque nos dejó su ejemplo de lucha, que perdura para siempre en los mineros del carbón. Los viejos como yo, te reivindicamos por todos tus nobles actos de lucha. Hasta la próxima estimado compañero...”

Ramón Páez destacó:

“Coñoecar era internacionalista. Siempre nos decía que los trabajadores no tienen fronteras y debemos ser solidarios con todas las luchas que hay en el mundo. Así lo dijo, en el último Congreso del Carbón que hubo. Eso lo decía porque tenía conciencia de clase y siempre nos hablaba de la unidad de los trabajadores y el pueblo. Con su partida, queda un vació muy grande para la cuenca carbonífera”.

Durante la lucha contra los más de 500 despidos que el interventor macrista Omar Zeidán había decretado, fue Alfonso Coñoecar junto a otros mineros jubilados chilenos, desde Puerto Natales a solidarizarse en el 2018. Los mineros, las Mujeres del Carbón y la comunidad de Río Turbio estaban en la entrada del socavón, resistiendo la gran cantidad de despidos. Alfonso habló emocionado y a pesar de que su salud ya estaba muy deteriorada, reivindicó la lucha de sus compañeros.

El 1 de noviembre fue una de las victimas de la pandemia que golpea a la ciudad de Río Gallegos. Estaba visitando a su hermana y la cuarentena le impidió volver a Puerto Natales. Se contagió del COVID-19 y con una salud pública colapsada por la falta de inversión, los trabajadores de la salud hicieron lo posible, pero no pudieron salvarle la vida.

Sus compañeros rápidamente lo rescataron del anonimato y a pesar de que no pudieron despedirlo de manera presencial, escribiendo para que las nuevas generaciones de mineros o trabajadores de la cuenca carbonífera de Río Turbio y de Puerto Natales, no olviden que hubo obreros comprometidos como Coñito. 

 
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