• 27 de abril de 2024

ESE MUERTO NO LO CARGO YO

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Ya hace 2 semanas que murió el ex Presidente Sebastián Piñera y por supuesto para los que ya hemos recorrido varios años de historia es y será conversación obligada en la familia, en el trabajo y en el café con los amigos y compañeros de tantas jornadas.

Alguna vez en conversación con un querido amigo y compañero y analizando lo ocurrido en el estallido social me dijo, y a propósito de las violaciones a los DDHH, ocurridos en las manifestaciones donde mi posición fue y será en menor o mayor medida, que la actuación de Piñera fue claramente un jefe de estado que intentó una salida violenta al conflicto, la respuesta de mi amigo y después de una larga conversación al respecto, dice ojo no puedes poner en la misma balanza a Piñera con Pinochet, claro, le encontré razón al principio, sus argumentos fueron algo como esto, Piñera fue elegido no fue un dictador; Piñera dice que votó por el NO para detener la perpetuación del dictador y pasar a unas elecciones democráticas, Piñera apoyó el primer gobierno Democrático facilitando en el congreso una política de acuerdos para afianzar la democracia, claro, eso iba aparejado con no investigar las compras irregulares de las empresas que fueron del estado y, por supuesto, no tocar a los militares en especial al dictador.

Días después en un almuerzo familiar, otra vez sale el tema a la palestra, ya con un poco más de picante y resquemores, debido al despliegue gigantesco de protocolo y pompa de los funerales de estado, de los discursos e interpretaciones variadas de la historia del finado presidente, que lamentablemente dejaron en el ambiente una suerte de hipocresías e intentos de sacar una ventaja política, que como están las cosas, cualquier evento sirve para sacar de la B a la clase política de nuestro país.

Volviendo a la conversación de sobremesa, nuevamente salieron a relucir los pros y los contra de la vida política del difunto presidente, argumentos ya descritos anteriormente empezaron a ventilarse, pero alguien dice, pero ustedes no se acuerdan que para el estallido Piñera junto al Jefe de Plaza del Ejército, plantea que estamos en una guerra a lo que el Militar replica “yo no estoy en guerra con nadie” y aquí está la dimensión más clara del personaje, qué hubiera pasado en Chile si este militar hubiese tenido las ansias de poder de un Pinochet, de Merino, de Leigh y Mendoza seguramente no estaría escribiendo estas líneas y menos existiría El Tirapiedras.

Por eso y a pesar que entendemos la situación del país y su difícil gobernabilidad, era acaso necesario hipotecar en la tribuna de un funeral de estado, lo que en su gran mayoría votó la ciudadanía, esa ciudadanía que no quería y no quiere, que la política sea manejada por el empresariado y que a costa de sus millones intercedan en almuerzos o Cheese and wine, para que no exista reforma a las pensiones y que opere un salvataje a las Isapres, que los que prometimos otra forma de hacer política ya no podamos ir de nuevo a donde la señora juanita a decirle que los que inventaron las AFP y las Isapres y que la mantienen con pensiones de miseria no eran tan malos y seguramente cuando se mueran en su funeral diremos que eran menos malos aún.

Seguramente para los que hemos luchado contra las injusticias y la construcción de partidos y movimientos durante gran parte de nuestra vida, será una derrota más y mira si sabemos de derrotas y dolores de por medio, pero condenar a las nuevas generaciones a pensar que somos todos iguales y que la política solo sirve para que una élite se ponga de acuerdo para gobernar y que este interregno de 4 años solo será un maquillaje, es una bofetada más a la historia y a aquellos que dieron todo, incluso la vida.

Me niego a que esto ocurra, necesitamos un programa político con valores y principios, con proyectos donde el consenso sea con los/as trabajadores más que con el gran empresariado, que los intelectuales y artistas puedan opinar y se les escuche y no que solo sirvan para apoyar campañas solidarias, que elijamos a los/as mejores para que nos representen y no a aquellos/as que sólo tienen un posicionamiento comunicacional con nada de capacidad política y nulo trabajo en las poblaciones u organizaciones sindicales o gremiales, debemos recuperar la transparencia y honradez de nuestros dirigentes, no me cabe duda que aun somos más los/as que tenemos convicción y compromiso, que aquellos que han deteriorado y socavado la moral de nuestros valores.

Somos más los/as que queremos un Chile, con justicia social y que el desarrollo alcance para todos y todas.

“Vale la pena morir, por todo aquello sin lo cual no vale la pena vivir” Salvador Allende

Por: Jaime Bustamante Henríquez

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