• 29 de abril de 2024

LA GUERRA DE LAS FALACIAS. Por DIAZ-BUSTAMANTE

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En un lejano y recóndito rincón de la galaxia, aproximadamente a mil doscientos cincuenta y cuatro años luz de distancia, existe un planeta de colonizadora existencia celestial. A sus habitantes acostumbrados a expresarse y ejercer sus funciones para comunicarse y adaptarse en forma permanente a su entorno, le llamaremos indulgentemente Corruptilianos, ya que estos extraños seres se han especializado en lanzar todo tipo de falaces comentarios como armas arrojadizas que puedan dañar ostensiblemente a sus adversarios.

Pensadores, exploradores y adelantados a su época desarrollaron una notable tecnología que hoy día llamamos redes sociales, pero que para este pueblo era cosa del pasado. Hoy día utilizando este medio de información lanzan desde sus balcones o trincheras políticas todo tipo de injurias y calumnias al objeto de ensombrecer el panorama diario, arrojando la incoherencia permanente y la alienación sin preocuparse a quién perjudican.

El tinglado argumental es el caos, la deficiencia y corrupción destinada a desestimar un preciado elemento como es la democracia. Abogan por la imposición de la autoridad, la mano dura y represora que nos llevará a un progreso y desarrollo. La creación de un estado vigilante y carcelario parece ser su norte (en este caso su Sur). El estrangulamiento de la sociedad está poblado de buenas intenciones, los temores y las dificultades son la lentitud, la ambigüedad, la torpeza y frustración que nos pueden conducir a un peligroso estado de beligerancia que vivimos durante las jornadas de octubre del 2019.

La clase política, la mala clase política, debe asumir su responsabilidad, vemos a ambos lados de este espectro la torpeza y errores permanentes. Promesas incumplidas, palabras mal empeñadas. Ninguno de ellos fijan derrotero, no dicen cuál es su programa. Todos ofrecen progreso y desarrollo, un crecimiento económico inesperado.

A esta altura del partido entendemos que el progreso se define a gran escala, el progreso no existe para el ciudadano, sólo lo es para los enormes conglomerados empresariales. El ciudadano de a pie es un número más de la causa.

Las mal llamadas izquierdas y derechas de hoy, ya no lo son, son una extraña caricatura de una fisonomía no construida, una cara oleaginosa que puede protagonizar los destinos aberrantes de un continente o una nación.

Ante el inminente período eleccionario seguramente la guerra de las falacias recrudecerá y los ciudadanos se verán sometidos a todo tipo de promesas y acciones que modificarán el entorno más inmediato del hasta ahora desorientado habitante de ese planeta celeste (o del color de su gusto).

Los cantos de sirenas nos llevaran a países encantados, donde el interés será puesto sobre la educación, la vivienda y la salud, y por supuesto la agenda instalada de la seguridad. Temas de interés general que decaerán desde el momento mismo que comiencen a ejercer sus funciones.

La lucha se iniciará en breve y está a sólo un click de su PROPIO computador.

QUERiD0 SELENITA Lanzarán quinientos drones; los del miedo, los de la incertidumbre, los de la ignorancia y los de la ausencia de pensamiento formal, para buscar todas las ventajas que puedan asegurar el triunfo, que permita ejercer ese embriagador poder.

Este licor parece que pierde la cabeza de quienes ejercen la acción de liderazgo. Debemos anclar nuestras acciones en los compromisos adquiridos con una sociedad que participa activamente en las decisiones de su propio destino.

La historia de ese pueblo nos habla de un camino, de una lucha global y democrática de crear una nación que pueda decidir, a pesar de las dificultades históricas de recrearse en su propia identidad.

¡La guerra de las falacias ya se inició estimado poblador celestial, y como dijo Nicodemus ahí nos vemus!

DIAZ-BUSTAMANTE

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