La rebelión
Una de las primeras acciones Punk de la Patagonia fue la toma de Puerto Natales el 23 de enero de 1919, realizada por los trabajadores del frigorífico Bories.
Aquella mañana de enero estaba particularmente helada y había viento en Puerto Natales, desayuné un café con pan y me dispuse a ir a trabajar al frigorífico, yo estaba designado en las cámaras de frio, donde se conservaba la carne para luego enviarla a Europa, el ambiente estaba raro, sabía que a primera hora mis compañeros se entrevistarían con el administrador para pedir la restitución de varios trabajadores que habían sido apartados de sus funciones. Desde hace semanas atrás hay un gran descontento entre los trabajadores por el alto precio de los arriendos, de los víveres y de los fletes.
Los compañeros entran a la oficina de la administración a dialogar y de pronto silban las balas, se desata el infierno, el administrador le pega un tiro a un dirigente y lo mata en el acto, caen varios trabajadores, la policía que cuida el frigorífico dispara sin cesar a la masa obrera.
El olor a muerte inunda el paisaje.
Ya ha llegado la noticia a Puerto Natales y los pobladores se organizan, necesitan armas para resistir, una mujer conocida como la “Gorra Colorada” junto a un grupo de vecinos asalta las bodegas de Braun-Blanchard, con el transcurso de las horas, los obreros de Puerto Natales pudieron derrotar a una fuerza militar regular y expulsarla, durante cinco días tuvieron bajo su control a la ciudad hasta que llegaron los policías argentinos, la marina y el ejército chileno a restaurar nuevamente al gobernador.
El saldo de la insurrección será de cuatro obreros asesinados, seis carabineros ajusticiados por los obreros y cerca de 30 heridos de bala.
Junto a varios compañeros decidimos huir, la idea era cruzar la frontera, nos dirigíamos a la estancia Anita, que se encuentra cerca del lago Argentino, porque sabíamos que la rebelión que había sucedido en Puerto Natales traería consecuencias negativas para los trabajadores, preparamos nuestros caballos comenzamos a cabalgar lentamente y desaparecimos con la oscuridad de la noche.
Por: Juan Salvador Miranda Vios